Fuente: https://www.nytimes.com
Por: Amy Synnott
¿Cuántas inyecciones estás dispuesto a
soportar para preservar la integridad estructural de tu rostro y tu
derriere? Para cierto segmento del 1 por ciento, no existe tal cosa como
demasiados piquetes.
Luego de dar a
luz a su primer hijo a los 41 años, Jennifer Berger tuvo dificultades
para perder los últimos 10 kilos de los 22 que subió en su embarazo de
alto riesgo. “Hacía una mezcla de cardio y pesas tres a cinco veces por
semana, monitoreaba todo lo que comía y aun así no podía bajar lo poco
que me faltaba del sobrepeso del embarazo”, dijo Berger, que se dedica
al comercio de moda en Nueva York.
Sin saber qué más hacer, Berger visitó a un médico que le sugirió que
intentara con la tirzepatida, comercializada bajo la marca Mounjaro, un
nuevo medicamento para la diabetes que fue aprobado por la
Administración de Alimentos y Medicamentos en mayo de 2022 y que está de
moda. Mounjaro regula el azúcar en la sangre, suprime el apetito y, si
uno cree los discretos relatos intercambiados hace poco en un salón de
belleza del Upper East Side, hace que los kilitos de más se desvanezcan.
“Todos ya lo están tomando o están
pidiendo que se lo den”, dijo Paul Jarrod Frank, un dermatólogo de Nueva
York. “No hemos visto un medicamento de venta con receta que suscite
tanto chismorreo desde que el viagra llegó al mercado”.
La
inyección semanal funciona de forma similar a los tratamientos de
semaglutida como Wegovy y Ozempic, el medicamento que se rumora, sin
pruebas, que ayudó a Kim Kardashian a ponerse el vestido diminuto de
Marilyn Monroe que vistió a la gala del Met y que Kardashian ha
refutado. En meses recientes, estos fármacos han sido prescritos con
tanta frecuencia fuera de su uso indicado que la escasez ha ocasionado
que algunas personas con diabetes y obesidad no puedan conseguir su
medicina.
Muchos médicos temen que la actual
popularidad de estos medicamentos, impulsada en parte por las redes
sociales, ha ocasionado que las personas la tomen sin contar con
supervisión médica adecuada, un comportamiento arriesgado considerando
que existen efectos secundarios poco frecuentes pero serios como cáncer a
la tiroides, pancreatitis y falla renal. Además, los medicamentos como
Ozempic también causan síntomas menos graves pero debilitantes como
náuseas, vómitos y taquicardia, tal como dan fe numerosos videos en
TikTok (ver: #ozempic).
Algunos de los
efectos secundarios son “extremadamente raros si el medicamento se
prescribe en la dosis correcta y con una cuidadosa supervisión médica”,
dijo Rocio Salas-Whalen, endocrinóloga en Nueva York, quien dijo que ha
recetado esta familia de medicamentos y sus predecesores para más de
8000 pacientes desde 2005.
“Mounjaro
es como la Apple 14 de estos fármacos”, dijo Salas-Whalen, quien no
atendió a Berger. Salas-Whalen comentó que tiene la misma capacidad de
controlar el azúcar en la sangre, como Wegovy y Ozempic, pero que en su
consulta había visto “casi el doble de la pérdida de peso y casi ninguno
de los efectos secundarios”.
La FDA
informó que en los ensayos clínicos, realizados en personas diabéticas,
los pacientes que tomaron Mounjaro bajaron en promedio cinco kilos y
medio más que quienes tomaban medicamentos como Ozempic. Salas-Whalen,
que ha hecho trabajos para Novo Nordisk, fabricante de Wegoby y Ozempic,
indicó que ha visto resultados similares en pacientes sin diabetes.
Si
bien Mounjaro puede sonar como lo más parecido a una receta mágica para
perder peso desde que se realizó la primera cirugía de bypass gástrico
en 1954, no está exento de riesgos. El empaque de Mounjaro contiene una
advertencia sobre los tumores de células C de la tiroides. Al igual que
la primera generación de estos medicamentos, Mounjaro aumentó el riesgo
de un tipo raro de cáncer de tiroides llamado carcinoma medular de
tiroides cuando se probó en roedores.
Ninguno
de estos medicamentos es barato: a menos que un paciente sea obeso y
tenga al menos otra “condición relacionada con el peso” (como colesterol
alto, hipertensión, diabetes), el seguro generalmente no cubrirá los
fármacos que pueden costar más de 1000 dólares para el suministro de un
mes. (Mounjaro cuesta 975 dólares por mes; Ozempic, 892; Wegovy, 1350).
El problema del ‘rostro Ozempic’
Berger,
que se sometió a tratamientos de fertilidad para quedar embarazada,
dijo que no lo pensó dos veces antes de clavarse una aguja en el abdomen
una vez a la semana, o desembolsar casi 1000 dólares al mes por el
medicamento. Y Mounjaro estuvo a la altura de sus expectativas. En tres
meses, había perdido los 9 kilos que le faltaban.
“Fue
como encender un interruptor”, dijo. “Miraba la comida y ni siquiera me
provocaba, ¡y soy una personal a la que le encanta la comida! Casi tuve
que acordarme de comer. Simplemente me quitó todos los antojos”.
Berger estaba
encantada con su nuevo cuerpo. Sin embargo, había una gran desventaja en
perder peso tan rápido. Su rostro de repente se veía demacrado.
“Recuerdo
que me miraba en el espejo, y casi no me reconocía”, dijo. “Mi cuerpo
se veía genial, pero mi cara lucía cansada y vieja”.
Oren
Tepper, cirujano plástico en Nueva York, dijo que es común que la
pérdida de peso desinfle áreas clave de la cara, lo que lleva a una
apariencia más envejecida. “Cuando se trata del envejecimiento facial,
la grasa suele ser más amiga que enemiga”, dijo. “La pérdida de peso
puede hacer retroceder tu edad biológica, pero tiende a adelantar tu
reloj facial”.
De hecho, como
supuestamente dijo Catherine Deneuve: “A cierta edad, tienes que elegir
entre tu cara y tu trasero”. Pero en estos días, en ciertos círculos
adinerados, ese adagio ya no parece aplicarse, con la tendencia a
combinar medicamentos para bajar de peso y rellenos para restaurar el
volumen.
“Lo veo todos los días en mi
oficina”, dijo Frank, quien afirma que acuñó el término “cara Ozempic”
para describir la condición. “Entra una paciente de 50 años y, de
repente, está súper delgada y necesita un relleno, que nunca antes había
necesitado. La miro y le pregunto: ‘¿Cuánto tiempo has estado con
Ozempic?’. Y tengo razón el 100 por ciento del tiempo. Es el medicamento
de moda para las personas adineradas”.
Dhaval Bhanusali,
un dermatólogo en Nueva York cuyos pacientes famosos incluyen a Martha
Stewart, ha observado la misma tendencia en su consultorio. “Estamos
viendo más y más pacientes que ingresan por el uso de esos
medicamentos”, dijo. “En general, son personas de 40 y 50 años que están
perdiendo cantidades significativas de peso y están preocupadas por el
envejecimiento facial y la flacidez que se produce como resultado”.
Si
bien los procedimientos no invasivos como Fraxel pueden mejorar la
textura de la piel y las arrugas, Frank dijo que los rellenos son la
única forma no invasiva de restaurar el volumen (con un costo que va de
los 5000 a los 10.000 dólares). Para devolverle una plenitud juvenil al
rostro de Berger, Frank le inyectó Radiesse y rellenos a base de ácido
hialurónico en lugares estratégicos de todo su rostro: alrededor de las
sienes, debajo de los ojos, en los huecos bucales y alrededor de la línea de la mandíbula, la boca y labios.
Para
restaurar el volumen, Bhanusali usa Radiesse en combinación con
Sculptra, un inyectable que estimula la producción de colágeno y puede
durar hasta 24 meses. (Bhanusali ha sido consultor de Galderma, el
fabricante de Sculptra). “La idea es equilibrar el rostro para compensar
las proyecciones ahuecadas y hacia abajo en las mejillas, la papada y
otras áreas”, dijo.
‘Un fármaco de lujo’
Algunas
personas que sufren cambios faciales por una rápida pérdida de peso
(entre 18 y 22 kilos, digamos) pueden necesitar un enfoque más radical.
“Cuando hay tanta pérdida de peso, la cirugía plástica a veces es la
única forma de restaurar la pérdida de volumen”, dijo Tepper, y señaló
que más de la mitad de los pacientes que atiende para cirugía
relacionada con la pérdida de peso están tomando estos medicamentos.
“Las
tasas de éxito son asombrosas”, dijo sobre los tratamientos
farmacológicos. “Para muchos pacientes, es como ganar repentinamente una
lotería. Pero luego se dan cuenta de que esto conlleva la pérdida de
grasa en la cara, por lo que es posible que no sea un cambio tan
positivo”.
Tepper dijo que
puede eliminar cualquier vestigio del “rostro Ozempic” con un
estiramiento facial profundo, que cuesta 75.000 dólares. Por lo general,
combina eso con un procedimiento en el que la grasa se transfiere de
otras partes del cuerpo a la cara (con un costo de entre 8000 y 12.000
dólares adicionales).
Si bien los
precios asombrosos de estos tratamientos están claramente fuera del
alcance de la persona promedio, para pacientes como Berger, que dejó de
tomar Mounjaro después de que volvió a su peso anterior al embarazo,
sentirse saludable y segura de nuevo vale cada centavo gastado.
“No
puedo decirte lo bien que me siento conmigo misma”, dijo. “Solía
esconderme de mi esposo cuando salía de la ducha. Literalmente caminaba
hacia atrás para que no me viera el trasero. Ahora no me importa. Porque
me siento bien. He vuelto a reconocerme”.
Algunos
médicos dicen que la mayoría de los pacientes que toman estos
medicamentos necesitan seguir tomándolos indefinidamente para no perder
peso, pero Berger mantuvo el mismo control estricto de las porciones
después de que dejó de tomar Mounjaro. También la ayudó a disminuir el
consumo de vino, algo que también han notado otras personas que ingieren
esos medicamentos.
“Aprendí a encontrar otras formas de lidiar con el estrés porque simplemente ya no quería seguir con mis viejas rutinas”, dijo.
Quizás lo más importante es que el fármaco le permitió dejar de
obsesionarse con la comida y el ejercicio. “Claro, era caro”, dijo
Berger. “¿Pero sabes qué? ¡Ahorré mucho dinero en zapatos deportivos y
no compré vino! Para ser honesta, lo más caro hasta ahora ha sido
comprar ropa nueva”.
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