martes, 22 de junio de 2021

Vuelve el original zapato deportivo feo

 

 

Fuente: https://www.nytimes.com

 

¿Recuerdas las zapatillas de cuña de Isabel Marant? Todos las llevaban, inexplicablemente. Ahora la diseñadora tiene una nueva versión, con un tacón aún más alto.

Un día, hace aproximadamente diez años, la diseñadora francesa Isabel Marant se encontraba al borde de la carretera, discutiendo para librarse de una multa por atravesar un semáforo en rojo.

“Estaba bastante disgustada porque el semáforo había quedado oculto debido a un gran camión”, dijo Marant. La habían parado un par de agentes, un hombre y una mujer. Él volvió a entrar a la patrulla; ella empezó a tomar los datos de Marant.

“Entonces me miró y me dijo: ‘¿Es usted Isabel Marant, la mujer de los zapatos deportivos?’”, recordó Marant, divertida en aquel momento de que un par de zapatos de 600 dólares tuvieran influencia en una policía de tránsito.

Al final, no le impusieron ninguna multa: Marant se fue sin castigo alguno. De hecho, los zapatos deportivos en cuestión han demostrado ser un elemento de seguridad en varios niveles. Llamados Bekett, se trata de un modelo de botín con una lengüeta exagerada y abombada. Las correas de velcro, su detalle de diseño definitivo —que terminó siendo divisivo—, ocultaban un tacón de cuña de 7,6 centímetros.

Sí, un zapato deportivo de tacón alto, un concepto que se consideró genial, atroz, anatema, tan malo que es bueno y tan incorrecto a la vez. “Fue como si me hubiera caído un rayo en la cabeza”, comentó Sasha Charnin Morrison, directora de estilo de CBS Watch. “Estaba muy enamorada de esa fealdad”.

No fue la única. El Bekett estaba en todas partes: en fotos de estilo urbano de Gisele Bündchen, Miranda Kerr, Kate Bosworth, Jessica Alba, Rosie Huntington-Whiteley, Joan Smalls y Leandra Medine, las influentes de una época anterior a los influentes. Beyoncé llevó un par de ante negro en su video “Love on Top” de 2011. El calzado se agotó en todas partes y generó listas de espera de seis meses.

Charnin Morrison, entonces directora de moda de Us Weekly, recuerda haber enviado un correo electrónico desesperado a Ty Hunter, el estilista de Beyoncé en ese momento. “Le dije: ‘Sé que Beyoncé solo se va a poner esos zapatos una vez. Ni siquiera sé qué talla es, pero si ya acabó de usarlos, tienes que enviármelos’”. Por desgracia, Charnin Morrison tuvo que esperar su par de Beketts dorados.

Al igual que la ropa deportiva de Juicy Couture, los pantalones de mezclilla de tiro bajo y los Uggs, los zapatos deportivos de cuña de aspecto ortopédico eran el tipo de diseño que despertaba en la gente un amor eterno o un odio a muerte. Trascendió la moda y se convirtió en cultura. Fue el emblema de un momento, justo antes de que las redes sociales se apoderaran de nuestras vidas y los milénials se apoderaran de la narrativa.

El zapato era tan amado y odiado porque su valor estético, monetario y social estaba en el ojo del consumidor, dijo Medine, la fundadora del ahora cerrado sitio web Man Repeller, que llevaba un par de Beketts multicolores en ese momento. “Juzgamos los sistemas de valores de cada uno en consecuencia, y eso provocó una defensa acérrima por parte de ambos bandos, ¿no? Los criticones los odiaban más, y los más fuertes entre los admiradores los querían más”.

La omnipresencia del Bekett superó la reputación que Marant se había forjado como proveedora independiente y sin pretensiones de relajada bohemia parisina desde que inició su negocio en 1994. Ese modelo puso a la marca en el mapa mundial. Cuando se lanzó, Isabel Marant acababa de expandirse a Estados Unidos con una única tienda en Nueva York. En la actualidad, cuenta con 60 tiendas en todo el mundo.

El Bekett engendró un millón de imitaciones baratas tan antiestéticas que Marant repudió su propio diseño, aunque el modelo seguía generando ganancias. “Se han convertido en algo supervulgar, así que no creo querer ser la diseñadora de los zapatos de cuña”, dijo a The Cut en 2014.

Sin embargo, parece que el disgusto de Marant por sus famosos zapatos se ha calmado. Ahora presenta una nueva versión más potente de su zapato de cuña original, una década después de su primera edición.

El Balksee, una especie de Bekett mejorado con una suela robusta que añade casi cinco centímetros a la altura de la cuña original, viene en lo que Marant describe como colores de Lego: rojo, amarillo, verde, negro y blanco. Un mural de la campaña, protagonizado por Adut Akech, se instalará en el barrio de SoHo el 21 de junio.

Al igual que el tacón, el precio también es más vertiginoso. El Balksee se vende por 770 dólares.

¿Logrará generar interés?

El amor de Marant por alargar las piernas es lo que la inspiró a poner trozos de corcho en las suelas de sus zapatos deportivos cuando era adolescente. “Me encanta también cómo este zapato tan grueso hacía que tus piernas se vieran muy pequeñas, pues sobresalen de algo bastante pesado”, dijo. “Con las piernas desnudas y una falda con volantes o unos pantalones cortos, siempre se ve bien”.

Con ello, articuló una apariencia —zapatos deportivos de diseñador, para atuendos elegantes o informales— que ha dominado la moda moderna durante los últimos años.

“Cuando lanzó el Bekett, Isabel estaba aprovechando la cultura urbana en su pasarela antes de que fuera tendencia”, explicó Roopal Patel, directora de moda de Saks Fifth Avenue, que tiene el Balksee disponible para pedido anticipado en línea. “Unir esa idea de un zapato de baloncesto de caña alta con una cuña, volviéndolo sexi, fresco e informal al mismo tiempo, fue algo revolucionario en la moda hace diez años”.

Con el Balksee, Marant reivindica su participación en la cultura de los zapatos deportivos gruesos y feos que ha arrasado en Gucci, Balenciaga, Louis Vuitton, Stella McCartney y Yeezy, entre otros, por no hablar de las numerosas colaboraciones de diseñadores con marcas de calzado deportivo.

“Siempre pensaba: ‘Es una estupidez que nunca haya podido hacer otra versión del Bekett’”, dijo Marant. “El año pasado, de repente, se me ocurrió que con solo cambiar la suela lo llevaría a otro mundo”.

¿Tendrá la misma suerte dos veces? Marant ya ha demostrado su instinto de sincronización en el pasado. “Todo el mundo está muy metido en esta situación del acogimiento”, dijo sobre los muchos meses de encierro a causa de la pandemia de covid. “No están listos para usar zapatos de tacón puntiagudo. Esos tal vez sirven para ir a bailar, pero entonces será mejor que lleves zapatos deportivos en el bolso”.

Charnin Morrison tiene una opinión diferente, aunque de actualidad. “Por supuesto que será relevante porque hay un público totalmente nuevo”, comentó. “Quien lo compra ahora, no recuerda el original”.


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