Fuente: https://www.nytimes.com
¿Te puedes desensibilizar de una intolerancia alimentaria?
Las
intolerancias alimentarias, que la Academia Estadounidense de Alergias,
Asma e Inmunología define como “la dificultad de digerir un alimento
específico”, son distintas de las alergias alimentarias, y a menudo se
resuelven por sí mismas. Las alergias alimentarias involucran al sistema
inmune, mientras que generalmente ese no es el caso de las
intolerancias alimentarias.
Hay un buen entendimiento de algunas intolerancias alimentarias. La tiramina en el chocolate y el queso, por ejemplo, puede provocar migrañas en algunas personas. De igual manera, la histamina en pescados como la macarela y el atún puede causar náusea, vómito y enrojecimiento. Los sulfitos en la fruta deshidratada y la tartracina en los colorantes de los alimentos pueden provocar exacerbaciones de asma.
En un estudio
realizado en el Reino Unido a más de diez mil pacientes, los alimentos
que más se asociaron con las intolerancias fueron el chocolate, los
aditivos, los cítricos, el pescado, los mariscos, la leche, el queso,
los huevos y las nueces. Los síntomas más comunes de estas intolerancias
fueron la fiebre del heno, dolores de cabeza, dolor en las
articulaciones, comezón, urticaria y malestar estomacal.
En el estudio más grande hasta la fecha,
los médicos estudiaron los registros electrónicos de salud de 2,7
millones de pacientes en Massachusetts. Hallaron que el 3,6 por ciento
tenía por lo menos una intolerancia o alergias alimentarias. La lista de
alimentos nocivos fue similar a la del estudio británico.
Sin
embargo, debe señalarse una reserva. En ambos estudios, los
investigadores no pudieron distinguir entre las intolerancias y las
alergias alimentarias. Puesto que los síntomas coinciden ampliamente, no
pueden diferenciarse las intolerancias y las alergias sin pruebas
especializadas.
Para
complicar más las cosas, algunos alimentos pueden provocar intolerancia
y alergias. La leche de vaca es un buen ejemplo. Puede provocar hinchazón y diarrea
en individuos con deficiencia de lactasa —una intolerancia alimentaria—
y puede provocar jadeos y urticaria en las personas alérgicas a la
proteína ß-lactoglobulina de la leche —una alergia alimentaria—.
Una
dieta de eliminación, en la que se prescinde del alimento
potencialmente nocivo, generalmente es el primer paso en el diagnóstico
de una intolerancia alimentaria. A pesar de que las dietas de
eliminación no han sido estudiadas de manera sistemática, la resolución de los síntomas después de la supresión de los alimentos en cuestión sugiere fuertemente una intolerancia alimentaria.
A
menudo es posible reintroducir un alimento nocivo. Los investigadores
británicos fueron capaces de hacerlo con la mayoría de los pacientes en
su estudio sin provocar reacciones serias. No obstante, esto debe
hacerse con la supervisión de un médico.
Debido
a las complejidades y los posibles peligros en el diagnóstico y el
tratamiento de la intolerancia alimentaria, se debe buscar la ayuda de
un especialista, generalmente un alergólogo o un gastroenterólogo, según
las características de los síntomas.
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