miércoles, 3 de febrero de 2021

El talento de Moisés Caicedo fue descubierto; falta descifrar cómo ficharlo

 

 

Fuente: https://www.nytimes.com

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En el fútbol nada permanece en secreto por mucho tiempo. La búsqueda de talentos en este deporte es tan minuciosa y su sed de jugadores tan desesperada, que ningún territorio se queda sin ser explorado, buscan hasta debajo de las piedras y ningún prospecto pasa sin ser observado. La distancia no es un obstáculo. La lejanía no es un factor. El reflector es tan brillante que ya no existe tal cosa como el anonimato.

Es por eso que, durante el transcurso del último año, los clubes que son potencias en las principales ligas de Europa han centrado su atención en Sangolquí, una pequeña ciudad al sur de Quito, la capital de Ecuador. Se han enfocado en un club que rara vez utiliza su propio estadio compacto y limitado y en un centrocampista adolescente que todavía no tiene ni dos años de carrera profesional.

Moisés Caicedo podría no haberlo sabido —no hasta hace poco—, pero su nombre ha estado en boca de cazatalentos y directores técnicos de toda Europa desde hace meses.

Pocos clubes del Viejo Continente, por no decir ninguno, tienen un cazatalentos dedicado a ligas como la de Ecuador. Los jugadores emergentes suelen ser vistos en las competencias continentales de Sudamérica —la Copa Libertadores de América y la Copa Sudamericana— o se les rastrea en torneos juveniles internacionales.

Cuando se identifica a un jugador de interés, los miembros del personal de reclutamiento revisan grabaciones de sus demostraciones nacionales y los datos de rendimiento correspondientes en plataformas como Wyscout, InStat y Scout7. Solo entonces, si los números son positivos, se enviará a los cazatalentos —ya sean empleados del club o trabajadores independientes de confianza en mercados específicos— a ver al jugador en persona.

Caicedo, un centrocampista dinámico y sereno de 19 años, pasó todas las pruebas. El cazatalentos sudamericano del Manchester United alertó a sus empleadores sobre las habilidades de Caicedo. El A. C. Milán descubrió que los datos y las evaluaciones de sus buscadores de talentos coincidían. El Club Brujas, campeón de Bélgica, también se fijó en él. También lo hicieron varios equipos de Inglaterra, entre ellos el Brighton y el Chelsea. Después de todo, nada permanece en secreto por mucho tiempo.

Todos, de manera independiente, determinaron que Caicedo era una propuesta interesante. Muchos de ellos comenzaron a hacer consultas discretas, realizaron las diligencias debidas tanto con el jugador como con su equipo —Independiente del Valle— para averiguar cómo se podría llegar a un acuerdo. Todos escucharon la misma advertencia: encontrar a Caicedo era la parte fácil. Determinar con exactitud cómo ficharlo sería mucho más difícil.

Un rápido ascenso

Incluso en Independiente del Valle hubo cierta sorpresa por lo rápido que se había desarrollado el adolescente que el club había encontrado jugando en Santo Domingo, una pequeña ciudad a unas pocas horas al oeste de Quito.

Cuando se mudó a Sangolquí, Caicedo no era uno de los jugadores destacados en el equipo sub-16 al que se unió, pero era tranquilo, decidido y aprendía rápido. Ese equipo estuvo conformado con varios jugadores que representarían a Ecuador a nivel juvenil, pero para finales de 2019, Caicedo ya los había sobrepasado a todos.

Caicedo hizo su debut en la liga con Independiente en octubre de ese año como sustituto ante Liga de Quito. Para finales de ese mes, ya había tenido su primera alineación como titular. En febrero de 2020 fue capitán del equipo juvenil del Independiente que ganó la Copa Libertadores Sub-20. Cuando regresó, llegó directo al primer equipo; hizo su primera aparición en un juego de la Libertadores en abril.

Aunque la velocidad de su éxito fue un poco inesperada, fue tratado dentro de Independiente como una reivindicación del modelo del club. Aunque el equipo fue fundado en 1958, su versión moderna no surgió sino hasta 2007, cuando fue absorbido —y convertido en una empresa privada— por un grupo de emprendedores liderado por Michel Deller.

“Había una visión clara”, dijo Luis Roggiero, gerente deportivo del club. “Hay una reserva de talento en Ecuador a la que no se le había dado la oportunidad de desarrollarse. Los jugadores que habían destacado lo habían hecho por mérito propio, no porque encontraran un club o una federación que los ayudara. La idea fue construir un club que compitiera a nivel nacional e internacional al encontrar a nuestros propios talentos, encontrándolos temprano y desarrollándolos a nuestra manera”.

Para ello, el club encargó un estudio de los distritos de Ecuador que producían más jugadores, dijo Roggiero, y luego construyó bases de entrenamiento en cada uno de ellos: redes de arrastre para captar cualquier talento que apareciera. Las mejores promesas serían reclutadas en el centro de entrenamiento principal del club en Sangolquí —que contiene alojamiento para 120 jóvenes jugadores y una escuela— para ser inculcadas en el estilo de juego del equipo.

“Construimos una idea de cómo queríamos jugar, y luego diseñamos un entrenamiento —técnico y físico y mental— para ayudarles a producir eso”, dijo Roggiero. Fue un plan a largo plazo que ha dado sus frutos: en 2016, menos de una década después de que Deller y sus socios fundaran el club en la tercera división de Ecuador, Independiente llegó a la final de la Copa Libertadores, donde perdió ante el Atlético Nacional de Colombia. Ahora, el club es habitual en las últimas rondas de la competición de clubes más importante de Sudamérica.

Roggiero atribuye este éxito al hecho de que —a diferencia de muchos equipos en Ecuador y en toda Sudamérica— Independiente es de propiedad privada. “No estamos sujetos a elecciones, por lo que podemos tener un horizonte a largo plazo”, afirma. “Podemos ser responsables financieramente, podemos mantener la misma administración. El club puede ser sostenible. La idea se ha visto reforzada por los resultados que hemos tenido en nuestra corta historia. Demuestra que el camino que hemos elegido es legítimo”.

El éxito en el campo, sin embargo, no es el único indicador del éxito del club. También lo son los jugadores que ha producido. Los graduados de la escuela de fútbol de Independiente son habituales en las selecciones nacionales de Ecuador: siete miembros de la actual selección masculina pasaron por el sistema del club, al igual que seis jugadoras de la selección femenina. Visores, agentes y directores técnicos acuden a Sangolquí en busca de promesas; el torneo internacional sub-18 que organiza anualmente se ha convertido en una cita obligada para quienes se dedican a la contratación.

En los últimos años, Independiente ha podido venderle jugadores no solo a las ligas que tienen cierta tradición de importar de Ecuador —como las de Argentina, México y Brasil— sino también, cada vez más, a clubes europeos. Los jugadores se han ido al Granada y al Real Valladolid en España, al Atalanta de Italia, al Brighton en Inglaterra, al Genk en Bélgica y al Sporting de Lisboa en Portugal.

Cuando Caicedo comenzó a figurar como potencial estrella, quedó claro que sería el próximo en hacer ese viaje.

Pero si bien más equipos europeos podrían estar al tanto de la existencia de Independiente —y de Ecuador en su conjunto, tras una racha de éxitos de sus equipos juveniles internacionales— como una fuente de talento, el país sigue siendo un mercado desconocido para la mayoría.

Sus clubes, en general, prefieren vender a otras ligas sudamericanas, donde la tarifa inicial suele ser más alta. Las agencias más poderosas del país tienden a tener vínculos bien establecidos con Brasil, México y Estados Unidos. Pocos equipos europeos tienen presencia o punto de entrada. Para ellos puede ser un terreno incierto y desconocido.

Pero en el mercado de fichajes del fútbol, siempre hay mucha gente dispuesta a sacarle provecho a cualquier tipo de incertidumbre. Para algunos operadores, la falta de familiaridad significa oportunidad.

La disputa

La mayoría de los clubes europeos recibieron el mismo comentario cuando comenzaron a ahondar un poco más en la situación de Caicedo: les dijeron que no estaba claro de inmediato quién representaba al jugador. No se sabía bien quién tenía el poder de acordar términos en su nombre. “Demasiados agentes involucrados”, decía una nota enviada a un departamento de contratación.

Un acuerdo de traspaso debería ser, en apariencia, algo sencillo. El club comprador debería —estrictamente hablando— ponerse en contacto con el equipo vendedor, establecer un precio y, a continuación, ponerse en contacto con el agente del jugador para establecer las condiciones personales.

Si eso es un poco ingenuo, entonces la alternativa pragmática —contactar primero con los agentes, averiguar si el jugador está interesado, preguntar lo que costaría un acuerdo, y luego presentar al club vendedor un hecho consumado antes de regatear el precio— puede ser más cínica, pero no es sustancialmente más complicada.

La realidad, sin embargo, es mucho más complicada. Los equipos suelen dar a un agente un mandato para vender a su propio jugador, con el fin de conservar cierto poder de negociación. A menudo, diferentes agentes reciben el mandato de vender jugadores a diferentes países: uno de ellos hará el trato si un equipo italiano está interesado, otro si es un club español. Esos mandatos pueden intercambiarse y venderse entre agentes.

Apenas surge un jugador talentoso, tiene por lo general a una bandada de agentes rondándole, ofreciéndole acceso exclusivo a un equipo o liga en particular, o simplemente la capacidad de negociar un mejor acuerdo. En ocasiones, los jugadores firman varios acuerdos con varios agentes, basados en nada más que promesas.

La mayoría de los involucrados en el reclutamiento entienden esto como la manera en que son y siempre han sido las cosas en todo el mundo, aunque a muchos les resulta especialmente complicado desenmarañar acuerdos para llevarse jugadores de Sudamérica. Sin embargo, el director deportivo de un importante club europeo cree que el problema se ha agravado mucho más desde que la FIFA decidió desregular a los agentes en 2015. “Ahora básicamente puedes hacer lo que quieras”, dijo el director, quien habló bajo la condición de anonimato porque no estaba autorizado a abordar ese tema en público.

Y precisamente fue esa especie de batalla campal la que rodeó a Caicedo. Durante gran parte de su incipiente carrera profesional, ha estado representado por Kancha, una agencia ecuatoriana con una plantilla de jugadores jóvenes y una cohorte en Independiente. Sin embargo, a medida que crecía el interés de los clubes, también lo hacía el de las agencias, ansiosas por beneficiarse no solo del potencial de Caicedo, sino también de la relativa inexperiencia de los equipos a la hora de comprar jugadores en Ecuador.

Miembros de la familia de Caicedo —quien es el menor de 10 hermanos y tiene 25 sobrinos— fueron inundados con ofertas de agentes que buscaban una autorización para venderlo. Las personas cercanas a los acuerdos, aunque no están autorizados para hablar de manera oficial sobre tratos comerciales privados, dijeron que creían que los familiares habían llegado a acuerdos con dos de ellos: una compañía radicada en Alemania, PSM Proformance, y una firma argentina. PSM Proformance no respondió a una solicitud para hacer comentarios.

De repente había tres agencias —incluyendo a Kancha— que aseguraban hablar en nombre de Caicedo y tener el poder de cerrar un trato. Independiente, el club que lo había consolidado, se había vuelto en efecto irrelevante en la venta; recibirá más o menos la misma tarifa sin importar qué agencia logre un acuerdo y se espera que solicite una cláusula que también le traerá al club una tajada del 30 por ciento en cualquier transferencia futura.

Pero si bien su club no se ha visto afectado, no necesariamente se puede decir lo mismo de Caicedo. Con múltiples agentes no solo promocionándolo por toda Europa, sino también bombardeando los medios noticiosos en Ecuador y otros lugares con indicios sobre su posible destino, muchos clubes que habían sido seducidos por la enorme promesa de Caicedo decidieron alejarse. Tanto el Manchester United como el Milán decidieron no verse envueltos en una situación que consideraron demasiado enredada para ser resuelta.

Otros mantuvieron el rumbo. El Brighton —considerado en la actualidad su destino más probable— tuvo la ventaja de una relación preexistente con Independiente y Kancha, tras haber fichado a un jugador de ambos en 2018. Caicedo obtendrá su fichaje; al final, su talento lo garantiza.

Lo que le preocupa a quienes lo han visto prosperar en los últimos dos años es si será la decisión adecuada por las razones correctas. Hasta ahora, el ascenso de Caicedo ha sido, de una manera inesperada y casi imposible, fácil. Pero estar expuesto a los riesgos del mercado de fichajes significa que el camino a transitar está plagado de obstáculos. Caicedo ha sido descubierto. Ahora el riesgo es que todavía puede perderse.

 

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