Fuente: https://runfitners.com
Muchas personas comienzan a practicar el running luego de años haber realizado otra actividad física o utilizan al running como complemento de su actividad física principal. Aquellos que se inician en el running contando con un buen estado físico debido a sus antecedentes deportivos, presentan muchísimas ventajas respecto a quienes se inician luego de años de sedentarismo.
Sin embargo, este tipo de deportistas suelen tener un “gran problema” que puede ser el causante de lesiones por sobreuso y en esta nota hablaremos sobre ello. Cuando una persona se inicia en el running, una serie de adaptaciones importantes comienzan a producirse dentro de su cuerpo: cambios estrucucturales y metabólicos que demandan tiempo.
Cuando hablamos de cambios estructurales,
nos referimos a las adaptaciones que se producen en huesos, ligamentos,
tendones y demás órganos (corazón, pulmones, etc) para acostumbrarse a
trabajar de distintas maneras y soportar las exigencias del running. Respecto a los cambios metabólicos,
nos referimos a los cambios que se producen en nuestro cuerpo para
abastecernos de energía cuando nos movemos. Este tipo de cambios
metabólicos, tienen un estrecho reflejo en los sistemas aeróbicos y anaeróbicos de la energía. El inconveniente que se presenta con normalidad es que, los cambios metabólicos se producen más rápidamente que los estructurales.
Es decir, nuestra tu forma física aeróbica y anaeróbica se desarrolla a un ritmo más rápido que los tendones, ligamentos, músculos y huesos. Además, es probable que si eres una persona físicamente activa,
tengas estos sistemas más desarrollados que una persona sedentaria,
pero ello no significa que tu cuerpo pueda manejar con facilidad las
tensiones del running.
Por ejemplo, es muy normal
que hombres y mujeres que acondicionan su cuerpo en un gimnasio,
decidan iniciarse en el running, y como su forma física general es
buena, crean que pueden salir a correr durante horas. En estos casos, es normal sentirse listo para salir a correr y realizar un fondo y correr durante horas. Probablemente
puedas hacerlo, sin embargo, si tus extremidades no están adaptadas y
preparadas para soportar los impactos de cada zancada, la tensión será demasiada y es probable que sufras una lesión.
Cada deporte, por más parecido que parezca, tiene demandas físicas y energéticas distintas y presentan variaciones importantes. Es
verdad que quienes han practicado deportes donde se corre (por ej.
rugby, futbol, hockey, etc) pueden llegar a tener mayor facilidad para
adaptarse, pero ello no significa que no se encuentren obligados a darle a su cuerpo el tiempo necesario para hacerlo. La solución para este problema será no confiarse y trabajar para que nuestro cuerpo pueda asimilar las nuevas cargas de trabajo.
Para ello, será importante acompañar nuestros comienzos con el
running, con rutinas de fortalecimiento específicas que incluyan el
entrenamiento de los músculos del core y extremidades inferiores. De
esta manera, podrás acelerar el progreso de las adaptaciones
estructurales y así lograr mantenerte alejado de lesiones típicas de
los corredores principiantes.
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